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Camino Aragonés

Arrés - Ruesta

Arrés - Ruesta

Arres - Ruesta.        (13/8/2001).

 

Ante la perspectiva de una etapa solitaria donde la llanura aragonesa iba a ser nuestro compañero de viaje a las 6:00 nos ponemos en marcha. Aunque la noche no ha sido muy buena para mí en cuanto a número de horas de sueño, pues creo que he dormido solo un par de horas, ha sido maravillosa en cuanto a la admiración de la bóveda celeste, ninguna contaminación lumínica incordiaba, en ese día tuvimos especial suerte pues en el albergue fue posible tomar un café con leche y una magdalena para desayunar (ojalá los peregrinos pudiéramos desayunar todos los días).

 

Fuimos saliendo poco a poco del refugio, primero los maños después Carmen a los 5 minutos. Mariano y yo salimos 10 minutos después y por último Julio y Mavi justo después de nosotros. Éramos un rosario de peregrinos con prisa de ponerse en camino antes de que el sol nos aplacara. El principio del camino es una bajada abrupta que nos lleva desde Arres al camino. En esta bajada, Mariano y yo acortamos entrando por un campo arado, mirando para tras veíamos relativamente cerca al matrimonio. Pero para adelante era imposible ver a nadie, los 10 minutos de distancia te imposibilitaban ver a nadie sobretodo por el paso de Mariano que se resentía de su pie y de su carga.

 

En esta situación estuvimos durante un par de horas, caminando entre campos de cereal ya recogido. La vista te permitía ver muchos metros por delante y por detrás.

 

Cuando el sol empezó a salir tras un giro a la izquierda y una subida dura de 10 minutos, que nos lleva frente al pueblo de Martes nos hizo perder de vista al matrimonio y nos introdujo en otra llanura donde en la lejanía era posible ver unas figuritas que supuse eran los maños y Carmen. Como Mariano continuaba resintiéndose y sabiendo que siempre iba a tener compañía por detrás y como me apetecía acelerar, empecé a incrementar el ritmo con la ilusión óptica de ver como se acercaban las figuritas de la lejanía. Después de una hora y casi a la altura de Mianos alcance a los maños. El sol ya apretaba con justicia y las fuerzas no eran muy holgadas, se empezaba a necesitar un descanso. En una hora más alcanzamos la carretera que se desvía hacia Artieda. No lo dudamos y subimos al pueblo. Fue un kilómetro agobiante pero arriba nos esperaba un albergue abierto donde fue posible realizar un almuerzo como Dios manda, par de huevos fritos con jamón y una exquisita jarra de cerveza con limón. En este refugio estuvimos una hora aproximadamente. Tiempo más que suficiente para que nuestros compañeros que venían por detrás nos adelantaran.

 

Después del opíparo almuerzo nos lanzamos a los últimos 10 Km. Más de la mitad de estos se realizan por carretera siendo entre las 12 y las 13 horas el sol caía de plano y no había posible escapatoria. Después de 7 Km. por el arcén se coge un sendero que entre árboles acompaña al peregrino hasta Ruesta. Esta parte final se me hizo especialmente pesada pues necesitaba líquido para recuperar el perdido. Es una etapa muy dura por el sol y la llanura, no hay apenas sombras donde refugiarse. También la temperatura no ayudaba por el calor y el bochorno. El día terminó en tormenta, índice del calor reinante.

 

La sorpresa del día fue que yo esperaba encontrar a Carmen cuando aceleré pero para mi sorpresa ella se quedó detrás, pues fue la única que no acortó por los campos de cereal al principio de la etapa. Ella realizó la mayoría de la etapa con el matrimonio a los cuales alcanzó a la altura de Martes.

 

Mariano fue alcanzado por el matrimonio y por Carmen a la altura de Artieda donde hizo autostop pues su pie ya no aguantaba más.

 

Cuando llegamos a Ruesta los demás compañeros ya estaban esperando para comer (14,15 horas). Los maños pasaron de comer pero yo me duche rápidamente y baje a la comida, pues aunque había almorzado fuerte notaba que necesitaba más energías.

 

Después de comer subí a la habitación para una buena siesta reparadora de una noche criminal. No conseguí dormir pero si descansar los suficiente como para sentirme bien después de un gran esfuerzo. Los pies los tenía doloridos pero sin ninguna ampolla que me impidiera continuar. Lo mismo no puedo decir de Mariano que durante la cena nos comunicó que el día siguiente se volvía a Madrid.

 

En la cena conocí al séptimo compañero de viaje, uno se iba pero otro volvía. La presentación me sorprendió pues cuando le pregunté su nombre me dijo "Paquito". El diminutivo enseguida me hizo comprender la sinceridad e inocencia. Es el auténtico atleta y el más experto en el Camino de Santiago. Vive en Petrel (Alicante) y es miembro activo de la Asociación del Camino de Santiago de su pueblo. Había empezado el camino el día anterior, recorriendo desde Somport hasta San Juan de la Peña (45 Km.) donde había dormido encima de una mesa de piedra. Hoy había recorrido desde San Juan de la Peña hasta Ruesta (40 Km.) donde se había parado por que le ha pillado una tormenta y como andaba con sandalias le había salido una ampolla que le impedía andar correctamente.

 

Durante la cena conseguimos estar todos juntos, Mariano, los maños (Francisco y Vicente), el matrimonio (Julio y Mavi), Carmen, Paquito y yo. Fue el único momento que nos encontramos todos. La cena la recuerdo como exquisita (acelgas y pescadilla en salsa). Durante la cena se fue la luz y cenamos a la luz de una vela. Aunque comí y cené sólo me cobraron la cena por lo que el precio fue más que aceptable (2.100 Ptas. dormir, comer y cenar).

 

Este albergue es sorprendente. Está en manos del sindicato CGT, anarquistas, y estos se encargan de dar asistencia a todos sus afiliados y a todos los peregrinos que pasan por aquí. Tiene 72 plazas en dos edificios rehabilitados y cuesta 950 Ptas. dormir y 1150 la comida o la cena. El pueblo son unas pocas casas con unas calles muy estrechas, un lugar encantador. En los alrededores hay 2 ermitas una antes llegar en ruinas y otra después del camping.

 

Se inició a las 6:30 horas y se llego a las 14:15. 39.107 pasos equivalentes a 27,374 Km.

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